Impresión 3D, ¿la apuesta de los gobiernos?

Desde hace años los gobiernos vienen entendiendo la importancia de invertir en investigación e innovación para el desarrollo de sus infraestructuras, mercados, penetración, y en definitiva para el desarrollo de su población.

Concretamente y desde 2007, la Unión Europea ha invertido aproximadamente 50 millones de euros que han ido destinados a proyectos de innovación e investigación, con la intención de aumentar la competitividad económica de Europa y ampliar las fronteras del conocimiento de sus ciudadanos.

Esto supone en torno al 12% del total del gasto público de los 28 estados que la componen y ha estado centrado en salud, medio ambiente, transporte, alimentación y energía. También se ha destinado parte a industrias como la farmacéutica, aeroespacial y electrónica, con el fin de incentivar también la inversión privada y de esta forma crear empleo, consumo y mercado en definitiva.

Para el año 2014, la Unión Europea tiene previsto lanzar un nuevo programa de financiación para innovación y el desarrollo. Horizon 2020 está pensado para desarrollarse durante los siguientes 7 años y tiene la intención de convertir en realidad y proyectos, lo que hasta ahora son sólo ideas y necesitan un impulso.

Empresas que son un referente dentro del campo de la impresión 3D aplauden esta iniciativa y aseguran que de no ser por apoyos de este tipo recibidos, no habrían alcanzado el éxito empresarial en su materia.

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Es el ejemplo de Materialise, una empresa internacional, referente en fabricación aditiva adaptada a campos como la medicina y ahora la moda también. Materialise ha usado el desarrollo que aporta la impresión 3D para ayudar a cirujanos a reconstruir cuerpos de personas o para fabricar piezas clave de ingeniería.

El portavoz de la Comisión Europea responsable de investigación, innovación y ciencia, Michael Jennigs, ha asegurado que las industrias creativas que ya se benefician de esta tecnología representan el 3,3% de la economía europea y ya dan trabajo a casi 7 millones de personas. Por esto, desde la UE muestran su apoyo a la innovación tecnológica con ejemplos como éste.

Y es que las aplicaciones, el potencial y las ventajas de la tecnología de impresión 3D son muchas. Gracias a ella, no es necesario mantener un stock de productos almacenados que requieran conservación y mantenimiento, pues se imprime conforme se necesita. Además, el ciclo del producto desde que se produce hasta que llega al mercado se acorta, pues se llevan a cabo modificaciones en el diseño y posterior impresión de forma casi inmediata. Por no hablar de la personalización de productos, objetos fabricados tal y como el cliente quiere o necesita, algo que sería imposible de conseguir con técnicas convencionales.

 

 

 

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