La mayoría de las impresoras 3D principalmente usan polímeros para crear objetos de plástico. La impresión 3d en metal es, sin embargo, mucho más complicada y costosa. De hecho, las impresoras 3d de metal pueden costar cientos de miles de euros, de momento.
Por eso, aunque el informe hable de crecimientos del 75%, debemos reparar en que en total habla de unas ventas de 348 unidades en 2013, frente a 198 en 2012. Por tanto el número sigue siendo ridículo.
Muchos son los factores que retrasan la popularización de estas impresoras, no solo el precio: tal y como señala Wohlers, las temperaturas son mucho más altas, por lo que la seguridad es un problema.Además, la eliminación de material de soporte y el acabado de las piezas requieren herramientas de taller, tales como sierras, etc, así como una gran cantidad de conocimientos técnicos.
Parece que en lo que se refiere a la impresión 3d doméstica, por ahora habrá que seguir conformándose con el plástico y la resina…
fuente: Wohlers Associates